Publicado: 27.DIC.2024
La gestión eficiente del espacio es sin duda uno de los grandes objetivos de todo almacén. La dificultad de encontrar áreas logísticas adecuadas debido a la gran demanda que existe de almacenes, o la escasez de suelo disponible para poder realizar una ampliación de las zonas de almacenamiento, obliga a la mayoría de empresas a adaptar sus almacenes para maximizar su capacidad de almacenaje, sin que ello implique modificar ni ampliar su superficie.
En este artículo se van a exponer una serie de medidas de gestión que ayudan a optimizar el espacio disponible en un almacén:
Cuando la superficie disponible se agota, no queda otra opción que aprovechar el espacio en vertical mediante el empleo de estanterías industriales a varios niveles. En este caso, lo mejor es el uso de carretillas retráctiles que ofrecen dos grandes ventajas: un diseño compacto que necesita poco espacio de maniobrabilidad y una sorprendente altura de elevación de la carga de hasta 14 metros o más.
El uso de estanterías de mayor altura, permite que aquellos materiales que sean de menor frecuencia de uso se almacenen en los niveles más altos, colocando los más frecuentes en los niveles más bajos. De esta manera se optimiza los tiempos invertidos en el trasiego de mercancía dentro del almacén.
Si bien los pasillos son necesarios para moverse por dentro del almacén, también suponen un espacio desaprovechado. Por ello, en todo almacén, el uso eficiente del espacio supone reducir en lo posible la anchura de pasillos y zonas de tránsito.
En entornos como éste, se recomienda el uso de carretillas retráctiles para el manejo de mercancías dentro del almacén, gracias a la compacidad que proporciona el mástil retráctil que disponen este tipo de carretillas, que hace que puedan recorrer fácilmente los pasillos más estrechos.
Para tener verdaderamente controlado lo que hay almacenado en un almacén, lo mejor es realizar un inventario. Por ello, se recomienda programar la realización de inventarios regularmente, al menos, uno al mes.
Con ello se podrá identificar excesos de stocks, materiales deteriorados o de poco uso, que permitirá un mejor aprovechamiento del espacio disponible.
El uso eficiente de un almacén comienza por mantenerlo limpio y ordenado. La existencia de mercancía mal colocada que entorpezca el paso y ocupe más espacio del debido, son signos de una mala gestión de un almacén.
La limpieza es otro aspecto que habrá que cuidar en todo almacén. Una falta de limpieza supone un riesgo añadido para la seguridad de los operarios, además de dañar la imagen corporativa de la empresa.
Básicamente consiste en zonificar o dividir el almacén en áreas específicas según el tipo de producto o frecuencia de uso. De esta manera, se trataría de asignar a cada material su sitio ideal dentro del almacén.
Esta forma de gestión va a facilitar la localización de la mercancía cuando sea el momento de su expedición, reduciéndose los tiempos de búsquedas de materiales dentro del almacén.
En definitiva, optimizar el espacio de un almacén es clave para mejorar la eficiencia y reducir los costos necesarios para su gestión.
Pero antes de tomar cualquier decisión, se deberá haber hecho previamente un análisis exhaustivo, para lo cual se recomienda realizar un inventario lo más detallado posible de todo lo almacenado, considerando factores como tamaño, peso, frecuencia de uso y rotación de los productos.
Una vez dispongamos de toda esta información, ya podremos tomar la mejor de las decisiones para optimizar la gestión y organización de nuestro almacén.
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